domingo, 18 de septiembre de 2011

Primeras nociones: Comprender cómo se articulan las imágenes

El color en sí no existe, no es una cualidad de los objetos, es una cualidad de la luz y de nuestro ojo al interpretarlo. Podría definirse, por tanto, como una sensación que se produce en respuesta a la estimulación del ojo y de sus mecanismos nerviosos, por la energía luminosa de ciertas longitudes de onda.
El color es pues un hecho de la visión que resulta de las diferencias de percepciones del ojo a distintas longitudes de onda que componen lo que se denomina el "espectro" de luz blanca reflejada en una hoja de papel.
Lo que ocurre cuando percibimos un objeto de un determinado color, es que la superficie de ese objeto refleja una parte del espectro de luz blanca que recibe y absorbe las demás.
La luz blanca está formada por tres colores básicos: rojo intenso, verde y azul violeta. Por ejemplo, en el caso de objeto de color rojo, éste absorbe el verde y el azul, y refleja el resto de la luz que es interpretado por nuestra retina como color rojo. Fenómeno descubierto en 1666 por Isaac Newton, cuando probó que un haz de luz blanca se dividía en un espectro de colores idéntico al del arco iris: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta al traspasar un prisma de cristal.



No se considera que el blanco, la suma de todas las luces, y el negro, la ausencia de color, sean colores, su uso remite a lo básico, a los esquemático, a lo esencial: no aportan información adicional. Aunque sí que tienen un tono, que puede llegar a tener una tendencia que puede contrastar o armonizar con otros tonos.

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