martes, 27 de diciembre de 2011

Antes de diseñar packaging

Existen una serie de parámetros a tener en cuenta cuando se diseña un envase de entre los que podemos destacar:
• El tipo de producto a contener, por ejemplo si es liquido o sólido, si es un alimento o un producto químico, si es sensible a la luz o no, etc.
• Si tiene requerimientos especiales como incompatibilidad con materiales, necesidad de atmósfera modificada, etc.
• Posibilidad de uso de materiales, tanto por cuestiones de incompatibilidad como por cuestiones de imagen o de percepción o asociación del tipo de material con el producto.
• Cuál es el cliente objetivo, lo que afectará en cuanto al formato de envase, tipo de grafismo y mensaje, etc.
• La forma, pues es la primera percepción de un objeto y a menudo está asociada a un universo de referencia para el consumidor que hay que tener en cuenta (por ejemplo la botella de Coca-cola).
• La identidad de marca de la compañía (colores, logos, tipografía, etc), pues el envase ha de servir para reforzar esa identidad de marca.
• El grafismo y los colores utilizados, que han de ser coherentes con el estatus o la imagen que se le quiere dar al producto, han de servir para la identificación y localización del producto, etc.
• La publicidad y las estrategias de marketing de la empresa para que publicidad y envase funcionen conjuntamente.
Por otra parte, cuando se diseña un envase siempre surge la duda de cómo medir su eficacia. Existen ciertos aspectos que podemos tener en cuenta. Por un lado su capacidad para ser visto pues, aunque el reconocimiento visual no es razón suficiente para el éxito, sí que es la primera cualidad que ha de tener para que el consumidor compre el producto.
El segundo aspecto a considerar es que la aproximación sea la adecuada. Puesto que no se compran del mismo modo unos bombones que un fregasuelos, el envase ha de comunicar teniendo en cuenta si se trata de una compra impulsiva o prevista, etc.
Un tercer aspecto es que exista un mensaje que memorizar, ya que el envase es un mensaje en sí mismo. Es imprescindible que el consumidor pueda recordar nuestro producto para que vuelva a comprarlo en el futuro. Además es imprescindible elegir un destino para el mensaje lo menos amplio posible, ya que cada destino tiene su lenguaje, sus expectativas, etc.
Un cuarto aspecto es la imagen competitiva, es decir, que el envase refleje claramente el posicionamiento elegido y sea capaz de comunicar claramente su plus-producto, sus especificaciones y sus ventajas de mejor modo que la competencia.
Un quinto y último aspecto es asegurarse de que ningún elemento de la percepción del envase interviene en perjuicio suyo. Los consumidores tienen una resistencia natural hacia las novedades por cuestiones subjetivas que hay que vencer. Es importante transmitir confianza con el envase.
Como sexto aspecto, hay que tener en cuenta que hace unos años, el diseño del packaging se enfocaba como algo que hacía “bonito” al producto y producía un interés estético en el consumidor. Pero hoy en día, el diseño del packaging y el marketing de las agencias de diseño para conseguir una buena acogida de los nuevos lanzamientos, se tiene que enfocar en convencer al futuro consumidor en que ese producto le es necesario. Lo que antes se consumía por ser atractivo hoy debe mostrarse necesario. Así podría definirse la transformación existente en los criterios de elección del nuevo consumidor en crisis.

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